
Los dÃas y las noches se diluÃan detrás de las ventanas sucias allá por Quebec o New Brunswick, no me acuerdo.
Martes, sábados, jueves envueltos en una nube de polvo confundidos por el Sol del mediodÃa o la Luna brillante que iluminaba la ruta que se extendÃa hacia el Este, en los últimos dÃas del verano.
La camioneta avanzaba a un ritmo parejo y adormecedor, como un somnÃfero rodante e infalible. Sin embargo, era el boleto asegurado para avanzar y no esperar nada.Destruyendo cualquier plan, haciendo esculturas con billetes al costado del camino, saludando con el cartel de Nova Scotia en la mano, ahà estábamos antes.
Solo un par de donas azucaradas de regalo al final del dÃa te podÃan sacar una sonrisa.Agua caliente gratis para nuestros saquitos de té en la cafeterÃa donde sentarse no costaba nada. Dando vueltas para nunca llegar, riendo mientras se pueda, esquivábamos la melancolÃa del ayer sentándonos a ver los camiones pasar detrás del vidrio u oler el café recién hecho de la mañana.