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Me fui para la biblioteca y terminé trayendo una retrospectiva de Picasso en el MOMA en los 70’s creo, y una autobiografÃa de George Grosz llena de ilustraciones blanco y negro. Volviendo a casa, compré unas cervezas y una botella de vino en el almacén (en verdad fue en la licorerÃa, en el almacén solo se consigue birra).
La obra de Picasso me llamó mucho la atención, casi como si nunca la hubiese visto. Al ver imágenes de su sketchbook cuando tenÃa 10 años, sentà que me daban una patada en las bolas de lo bien que dibujaba ya de tan chico.
En fin, más tarde el masaje etÃlico de vino y birras me ayudarÃan a olvidar el dolor y asà poder sentarme y dibujar este comic.
BuenÃsimo!
Me siento muuuuuy identificado con este cómic en particular. Creo que el alcohol hace maravillas! jajajajaja
ojo que el cuadro siguiente serÃa el personaje tirado en la cama LLORANDO. chim pum.